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La odisea del cumpleañero olvidado.

  • Obvio Yo
  • 18 feb 2017
  • 2 Min. de lectura

Actualmente estoy viviendo esa etapa del año en el que muchos de mis familiares cumplen años, de pronto uno se percata de que setenta y siete de tus familiares se coordinan para cumplir año en el mismo lapso de dos semanas. Lo más difícil de esto no es ser partícipe de de las fiestas, o pensar en una felicitación conmovedora para que el respectivo cumpleañero se sienta satisfecho después de tu falta de interés por su vida los 364 días restantes del misero ciclo orbital de la tierra, lo más difícil es ser expectante de como el cumpleañero organiza su propia fiesta.

No es que sea difícil, sino, más bien, es algo lastimero, ver la desdicha de una persona organizando su propia fiesta, comprando su propio pastel y rogando al ser omnipresente, omnipotente, omnisciente y multidimensional, predilecto que el próximo año Facebook olvide recordarle a todos que alguna vez nació. El penoso escenario que se aprecia en las tiendas de dulces cuando uno de esos empleados desgraciados se acerca al cumpleañero y le preguntan si no preferirían llevarse unos platos desechables deluxe, sin siquiera saber que está frente a un cumpleañero olvidado.

Además, la presión de un cumpleañero olvidado no se da el mero día, comienza a manifestarse incluso semanas antes del festejo. Ellos, incluso, ya saben que van a ser olvidados, por lo tanto ya empiezan a organizarse, donde van a ir, si van a comer pizza o tacos, si es que va a haber chocoflan o uno de esos pasteles secos del Aurrera, si va a ir esa tía molestosa que siempre le pregunta porque su vida es un fracaso catastrófico, o si es que se va a suicidar un día antes dejando una imagen de piolín para despedirse.

Y lo peor es que hasta a uno le pasa, no importa si serás olvidado o no, a uno le da pavor que su cumpleaños se acerque, es como que toda tu soledad y aislamiento social terminan porque es el único día en el que en realidad "importas". De ley vas a terminar respondiendo felicitaciones por Whatsapp y Facebook de tarados que en tu vida habías visto, además, hasta te da flojera, ni siquiera se molestan en escribir bien: "feliz cumple estoy imbécil." ¡Por dios, esfuércense!

Y aunque de todos modos los cumpleaños son divertidos y te la pasas bonito por lo menos 15 minutos, es de valientes pasar al pastel con una sonrisa mientras todos cantan muy desorganizadamente esa canción que perfectamente encaja en una escena de terror.

Así que, felicidades a los cumpleañeros olvidados (o no) del mundo y recuerden que desgraciadamente nacieron vivos y deben de celebrar ese alegre (triste) aniversario.

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