Las Crónicas de mis Mascotas: "La mata-hámsters".
- Edgar
- 23 ago 2017
- 3 Min. de lectura

Imagen tomada de Saturday Night Live.
Este podría ser el comienzo de una serie de historias trágicas que narraran como cada uno de los animales que ha llegado a mi, no han terminado de lo mejor. Situación habitual, porque de pequeño yo nunca fui bueno con las mascotitas.
Una de las primeras mascotas que tuve, fue un hamsterisito sirio, que vivió por un corto tiempo en una jaulita en la casa de mis abuelos; solía jugar con él, lo traía de un lado para otro, lo paseaba por toda la casa (de mis abuelos): la habitación principal, la sala, el patio, etc. Para sorpresa mía, el perro de mi abuela nunca atentó contra la vida de mi pequeño roedor, sin embargo, el ratoncillo no pudo librarse de un destino fatal.
Yo recuerdo haber sido un dueño decente, cumplía con lo que debía de cumplir, le daba de comer, jugaba con él; no le cambiaba el aserrín porque ¡que asco! Disfrutaba mucho de ese animalito. Recuerdo el gusto de llegar a casa de mis abuelos después de la escuela y ver a mi hámster disfrutar de la vida, pero todo esto cambio un triste, muy triste, día...
Este día no lo recuerdo del todo, solo visualizo lo más fuerte: lo primero que hacía era buscar a mi hámster y este día no fue la excepción; entré a la casa, busqué mi mascota, pero no lo encontraba, buscaba y buscaba, y al final, no hubo nada. Angustiado, tome la iniciativa de ir y preguntar a mi abuela: "¿Dónde está mi hámster?" (Olvide su nombre). A lo que mi abuela respondió: "huyó". Bueno, aquí comenzaron las dudas, porque yo habré sido niño pero no tarado: "Oye, abuela ¿y se escapó con todo y su jaulita?" Es muy divertido pensar en el ratón escapando con todo y su jaula como auto de Los Picapiedra.
Para no hacerla del cuento largo, el hámster no huyó con todo y su casa de Infonavit, mi abuela lo entregó a una de sus hermanas con mijitos chiquitos. El ratón fue feliz con ellos por mucho más tiempo del que fue conmigo, supongo que lo cuidaron bien, incluso se fue al Caribe de vacaciones...
Y ese viaje fue su último, porque fue allí donde murió. Y no, no murió por viejo y jarioso, se ahogó en el jacuzzi del hotel. Lleno la tinita, le puso sus jaboncitos aromáticos, se metió con una ratoncita y esta lo mató ahogado.
Ahora, si piensan que esa es la verdadera razón, es porque van en tercero de kínder; el hámster murió de una manera un poco más "jocosa": La tía que había recibido este animal por alguna razón pensó que era buena idea meter al roedorcito a bañar, así que lo lavó con agüita y con jabón. Y aunque la idea de que el pobrecillo haya muerto limpio me reconforta un poco (broma), pero, me sigo sin poder responder: ¿cómo puede morirse un hámster al contacto con el agua?
Tengo dos teorías: o mi tía lo baño con Pinol y Zote o de plano lo metió a la lavadora con todo y Suavitel.
Que el ratón haya muerto realmente no me causó conflicto, por mucho tiempo creí que este simplemente había ido a hacer vida a Broadway o Hollywood, lo que de verdad me impacto, fue la curiosa y siniestra manera en la que murió.
Para finalizar, este texto no fue hecho para hacer sentir mal a nadie, simplemente es curioso y divertido recordar esta algo perturbadora historia
Querido hámster, donde sea que estés, ahora podrás disfrutar de tu divina libertad.
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