¿Qué hacer en caso de estar enamorado?
- Edgar ♥
- 10 oct 2017
- 6 Min. de lectura

Estar enamorado es una de las situaciones más peligrosas que puede experimentar un ser humano, en especial si este es sentimental. No puedo decir que es tan dañina, porque en realidad no hay estropicio alguno, sin embargo si existen algunas repercusiones, y si se sale de control, es muy probable que no exista nada más que resignarse. Casi comparable con una pandemia mortal, una enfermedad incurable, una sentencia de muerte firmada.
Para nuestra desgracia, no podemos librarnos del amor presionando un botón que nos encapsulará en una cabina anti-catástrofes de por vida, así que me he dispuesto a crear una guía de supervivencia 49% efectiva (es probable que un poco menos).
Por cierto, no me hago responsable, en lo absoluto, de algún daño o efecto secundario producto de esta guía tan pizpireta, le advierto desde ahora que si falla, no es culpa de este joven instructor, si no de usted, que no supo emancipar la lógica de sus sentimientos carnales. Pues, si camina con los ojos vendados en la jaula de los leones, es probable que reciba algo más que una mordida: un zarpazo, o la inminente muerte y el olvido.
Paso número 1: Just you wait.
No hay ninguna necesidad de alarmarse, si el enamoramiento lleva menos de una semana, un periodo específico de ciento sesenta y ocho horas, es muy probable que no sea amor verdadero y estemos frente a otro caso de "amor a primera vista". Un fenómeno un poco más "mustio" al verdadero amor. Por lo que es recomendable mantener la calma y la cordura, relajarse, tomarse un tiempo para respirar, beber algo, preferiblemente ambrosía o maná -si no hay elixir divino, puede intentar con algún tipo de café- y reflexionar las cosas. Si no cuenta con café, té, agua, refresco o mierda enlodada, puede acudir al alcohol, pero los resultados esperados serán, estadísticamente, menos posibles.
En efecto, aún no es el fin del mundo, está bastante a tiempo de rehabilitarse. Esos extraños sentimientos aún no contaminan la sangre, sino que solo se han impregnado a tu piel cómo un delicioso perfume; algo que un buen baño no pueda arreglar. Debe hacerse notar, que, en cuento la dermis comience a llenarse de moretones, tiene que acudir, urgentemente, a un experto capaz de exorcizarlo, antes de que sea lo suficientemente tarde para que no haya marcha atrás.
Claro: existe un margen de error de un par de semanas para algunas personas, entre más curtidas, mayor es la amplitud de la excepción. sin embargo, si el tiempo de enamoramiento o, la primera fase, persisten, es probable que debas acudir, con urgencia, al siguiente paso.
Paso número 2: Consulta al exorcista.
No es necesario que busque con un doctor en psicología clínica para llevar a cabo este paso, ni Freud, ni Lacan pueden llevar este caso; el exorcista puede ser un buen amigo, un familiar de su confianza, un maestro dedicado o inclusive alguien extraño en el parque, -siempre y cuando ese "alguien" no aparente estar peor que usted-, lo importante es que cuentes esta experiencia para que puedas definir si es amor, o simplemente algo pasajero.
En el momento en el que expresa lo que ocurre, comienza a descubrir ciertas cosas que hasta antes del primer paso le parecían irrelevantes. Comienzan a surgir esas preguntas importantes como: ¿es amor? ¿No será que algo me cayó pesado? ¿Acaso aún pertenezco al mismo plano existencial que las demás personas? ¿Alguien más siente que en su sistema digestivo hay un hormiguero en plena guerra civil?
El proceso de reflexión será tan intenso que si no le explota la cabeza en mil pedazo, o por lo menos se le funde el cerebro en una pasta grisácea, es porque o algo está haciendo mal o porque de plano no tiene facultad de amar, ni sentimientos.
Para este momento, aún puede liberarse de aquella incómoda situación, claro, es mucho más complicado, el exorcista debería acudir a métodos meramente místicos, herbolarios, astrológicos, alquímicos y homeopáticos. Pero si al acudir con él, y sus métodos de radicalización pseudocientífica, no sirvió de nada, usted está en un muy grave problema del que auguro, no va a poder salir.
Paso número 3: Rapsodias, armonías y melodías.
En especial las románticas, baladas lentas, que lo envuelvan el corazón en corrientes de sentimentalismo barroco, que lo sumerjan en la magnitud de pensamiento, que le provoquen poder volar entre las nubes de la imaginación. Que le hagan anhelar el verdadero amor, para así darse cuenta, que en este preciso momento, usted no está realmente enamorado.
Si mientras escucha las diversas canciones y melodías, hay una sensación de melancolía o tristemente recuerda a aquel o aquella que cuya imagen hermosa lo atormenta (de la manera más bella que el mundo haya podido concebir), acuda a la música más decadente e irreverente que se le ocurra, de está manera, usted experimentara, ahora, un opuesto a lo que es el enamoramiento, compare los sentimientos que le provoca su flechado erótico con lo que las mundanas tocadas le remiten y dese cuenta que usted, en verdad no siente nada verdaderamente hermoso por nadie.
Puede que esto no surta efecto, de ser así, lo siento mucho, usted está enamorado.
Para poder sobrellevar está etapa, en donde el enamoramiento comienza a intensificar, es recomendable despejar la mente, escuchar algo que sea exclusivo de usted, que pueda disfrutar solo y con nadie más, que cree un momento personal e íntimo. Encántese con exóticos alimentos, agote el cuerpo con rudimentarias coreografías, desgaste la voz con magníficas óperas y lo más importante: mentalícese, porque en horizonte se divisa lo más crudo de la tormenta
Paso número 4: ¡Protejan la pólvora!
Hasta este punto, este instructor no entiende que hace usted leyendo esto, pues se pregunta quien no querría estar enamorado, pero si gusta proseguir, no soy quién para detenerlo.
El barco está siendo azotad por un huracán de magnitudes nunca antes vistas, el casco está crujiendo, los mástiles se resquebrajan, solo queda esperar a que Neptuno, misericordioso, con una enorme ola voltee el navío y ahogue la tripulación en sus atroces aguas saladas. Pero usted, capitán, aun cree poder salvar su nave.
Eleve las velas, proteja la pólvora, sujétese al timón con todas sus fuerzas e intente superar cada golpe que el furioso océano le propicie.
Vacíe la mente, no piense en el pasado, aférrese a sobrevivir al mayor de los tifones que usted jamás haya presenciado. Enfoque sus pensamientos en una sola cosa, la supervivencia de usted y su tripulación. Pero contemple una sola cosa, que si sobrevive al bramido del gran dios de los océanos, él, en algún momento convocará a cualquier alma ponzoñosa que perseguirá su barco, pues aunque domine la marea, es imposible que se libre de los tentáculos del Gran Kraken. El fondo le reclama, pues su nombre está escrito en él.
Olvide todo lo relacionado con amar, obviamente si aquella persona que quiere, convive con usted a diario va a ser más ligeramente (bastante) más complicado.
Cualquiera pensaría que para este punto ya está intentando meter a un elefante por el ojo de una aguja, pero créame, esto del amor es mucho más complicado.
Aquí es cuando el enamoramiento ha crecido lo suficiente para ser considerado bestia, ahora es casi imposible deshacerse de él, por lo que le recomiendo leer el quinto paso...
Paso número 5: ¡LA AMO!
Acéptelo, carajo, es más fácil de este modo, por lo menos su lucha con esto no tendrá que entrelazarse con conflictos internos que podrían llevarle a diversos escenarios de fracaso y autodestrucción. El amor es una droga fortísima. Al fin y al cabo ¿quién no quisiera estar enamorado? en la opinión personal de este pequeño instructor, es bastante agradable saber que está encaminado o a la Gloria Olímpica o a navegar por el Aqueronte.
Paso número 6: Kamakawiwo'oleiza.
Sólo, gócelo.
La canción es Over the Rainbow de Israel Kawakawiwo'ole
Paso número 7: Está maldita guía no funciona.
No se que esperaba, desde el principio le había advertido. honestamente en estos casos no hay solución, simplemente resignarse y hacer lo que crea más conveniente. Realmente no sé que esperaba usted de mí, claramente no soy un experto y se podrá haber dado cuenta que no hay mucha información útil que digamos. Es más, ni a mí me sirvió, yo mismo soy prueba viviente de lo perjudicial que es aquella enfermedad, así que es su culpa.
Schopenhauer decía que querer era esencialmente sufrir, entonces, pues, ¡sufra!
Este texto va dedicado a una persona en especial, pero no vale la pena decir su nombre, de todas formas, no lo lee.
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