Tres poemas de amor empedernido
- Edgar ♥
- 16 jul 2018
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 27 dic 2020

En los tiempos en los que me enamoré, escribí toda clase de versos a la afortunada musa seleccionada por mi fatuo corazón. Este profundo amor lírico, sufría una constante metamorfosis que me provocaba un conjunto solemne de diversos sentimientos los cuales debía desahogar. Las letras fueron un refugio adecuado.
Pues a continuación, le presentaré a usted, lector, la larva, la crisálida y el imago de lo que, para mí, fueron intensas horas de sentimientos en huracán. Una tormenta perfecta. Una transmutación alquímica. Una receta de cocina. Tres sonetos. Tres etapas del enamoramiento. Tres poemas de amor empedernido.
Fase #1. La Oruga. El enamoramiento. Flor de Chocolate.
En la mañana de sol confitado los jardines de miel y mermelada, de un arbusto de menta y yerbabuena naces tú, tierna flor de chocolate.
De dulces de limones y naranjas de fuentes y corrientes de jarabe de vasos y botellas de rompope gozas tú, suave flor de chocolate.
¡Ni en las tormentas de café caliente, ni en las nevadas de helado de crema mueras tú, fina flor de chocolate!
Frágil, recién nacida del verano juvenil elíxir de caña y cacao eres tú, mía flor de chocolate.
Fase #2. El capullo. Perseverar. Noche sin estrellas.
Sombría noche sin estrellas, congelado lago de cristal, dulce canción de las más bellas, de alegría tú eres el umbral.
Ácido sabor a grosella, el espejismo de un manantial, de mis sueños tú eres doncella, de mi historia escribes el final.
Si esta carta muere en el fuego, de amor la esencia emanará, y su humo al pecho allanará.
Para que no olvides el ruego de este mísero desgraciado, porque de ti se ha enamorado.
Fase #3. La polilla. Fracasar. Paloma.
En mi ventanal un ave se asoma, de tu parte es aquella mensajera, una carta en su pico es pasajera, da a tiempo su mensaje la paloma.
De rosas se ha impregnado el aroma al papel de la nota mañanera, en la cornisa espera la viajera, a que se abra y se cante cual saloma.
En voz alta se lee la comitiva, la respuesta a mis ruegos ha llegado, con tu letra que el llanto me motiva.
De ninguna forma yo me he alegrado, tus palabras de tinta son nocivas, pues en la carta tú me has rechazado.
...
Si se tiene que concluir de alguna manera, decir que en muchas ocasiones, uno se enamora a lo estúpido, pero en esas ocasiones. En las que no se usa el cerebro, sino el corazón. Es en las que uno se enamora más bonito.
Y para enamorarse bonito. Cien Años de Pedro Infante:
Comments