La canción de Summerford
- Edgartl
- 16 nov 2018
- 2 Min. de lectura

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I
En un bello campo de Flandes,
Durante un conflicto mundial,
Iba a combatir alemanes,
Un anciano general.
El viejo mayor comandaba,
Un batallón ancestral.
Con su caballo él rondaba,
Por el vasto pastizal.
Durante la guerra, ingleses,
Miraron algo brutal,
La primera de cuatro veces,
Que al mayor le iría fatal.
Mientras su sable desfundaba,
Un rayo en su pecho pegó,
Summerford ahora se arrastraba,
La guerra allí mismo perdió.
Sus soldados, todos, lloraban,
Por el viejo Summerford,
Pues de su dermis chamuscada,
Podíase sentir el olor.
Pero un milagro allí pasaba,
El viejo mayor no murió,
Sin embargo, ya no pataleaba,
Pues sin piernas se quedó.
Y desde ese día andaba,
En su silla de metal,
Pero, el pobre no imaginaba,
Que ese no sería el final.
II
Seis años después en Vancouver,
En un árbol estaba el mayor,
Pescando como de costumbre,
El viejo con todo esplendor.
De pronto un estruendo sonaba,
Por todo aquel manantial,
De nuevo el mayor se quemaba,
Le cayó un rayo boreal.
El pobre ya nunca pescaba,
Tampoco podía escribir,
Sus dientes tampoco lavaba,
Él, diestro tuvo que venir.
III
En mil novecientos treinta,
Summerford volvía a andar,
Pero sin antes darse cuenta,
Dios lo tuvo que condenar.
Durante un paseo en el parque,
El viejo, que iba feliz,
Un rayo lo tiró al estanque.
Le voló hasta la nariz.
Summerford ahora en cama,
Nunca se volvió a mover,
A él lo cuidaba su hermana,
Lo ayudaba a comer y a beber.
Dos años después, su destino,
No fue nada apremiador,
Dios con su poder divino,
Se llevó al viejo mayor.
IV
Ahora bajo la cruel grava,
Descansaba Summerford,
Ahí nadie le molestaba,
Ni siquiera un rayo agresor.
Pero el destino es incierto,
La suerte no estaba con él,
Pues aún después de muerto,
El hado le fue muy cruel.
En una lápida decía:
Descanse en paz Summerford,
Pero un rayo repetía:
Extraño a mi amigo el mayor.
La tierra ahora tenía,
Un hoyo de enorme vigor,
En que al fondo se veía,
Al anciano Summerford.
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